Estas últimas semanas, después del terremoto, he tenido el privilegio de participar en una iniciativa del equipo de la Fundación Mustakis. Andaba yo en la búsqueda de alguna forma de canalizar mi ayuda a los más afectados por el terremoto desde lo que yo hago, cuando me llama la Pilar Izquierdo y me invita...
El proyecto no estaba muy claro al comienzo, estábamos todos terremoteados, pero el propósito compartido era claro. Así que poco a poco nos preparamos y diseñamos un taller. Luego fue quedando más claro quiénes serían el público objetivo de los talleres: profesores y apoderados de escuelas de las zonas afectadas.
El equipo, que otras veces antes intentamos constituirnos como tal, se unió con una entrega notable, todos al servicio de esta tarea...diseñamos, preparamos, probamos el taller entre nosotros y...nos fuimos a Curicó. La Ana María Torres y el Memo (Víctor Hugo Lizana) fueron los responsables de abrir camino, facilitando los primeros talleres. Gabriel Bunster y yo fuimos a apoyarlos, a aprender, a meternos en el cuerpo estos talleres para poder hacerlos después lo mejor posible.
Desde el comienzo fue mágico...más de 60 profesores en una sala en la mañana...me resulta difícil explicar lo que sentí; la energía que había en ese lugar estaba llena de emociones...mucho miedo, tristeza, rabia, angustia...todo contenido por seres humanos que dedican su vida a cuidar a otros, a niños que los miran como su referente y esperan de ellos calma ante situaciones como las réplicas que se han venido sucediendo. Los profesores sienten que deben responder a esa expectativa, y se controlan. Probablemente llegan a sus hogares y deben seguir conteniendo...por eso, cuando llegaron al taller, tímidamente comenzaron a soltar. El diseño simple y poderoso del taller les permitió re-encontrar parte de la confianza perdida, y hacerse de herramientas para poder seguir en este camino...
Me habían hablado mucho de los profesores, del trabajo con ellos...que era difícil, que si no eres profesor no te validan...Mi experiencia fue distinta...y creo que es porque hoy, todos, nos hemos dado cuenta que no controlamos nada, que los recursos con que contamos no son suficientes, que necesitamos a los otros, que hay que hacer las cosas desde otro lugar...y eso afectó la disposición desde donde hicimos los talleres y la recepción de los profesores...todos nos volvimos a encontrar con la humildad.
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